Datos por confirmar indican que unas 60 personas se quedaron sin proyecto como consecuencia directa de la congelación de la versión 14b de Altamira.
En la mayor parte de los casos se trataba de externos que fueron «repatriados» a sus respectivas empresas, algunas de ellas ya en situación precaria como Tecsidel y
motivando que, conforme llegaban a sus empresas, formaran parte de un ERTE.